Qué estaría pensando Carlos en esta fotografía de boda, con esa sonrisa de emocionado y concentrado, a la vez que terminaba de arreglarse.
Obvio, en Lucia, su futura esposa, la que formaría parte de su vida, la que le haría temblar las piernas cuando la viera entrar vestida de novia en la ceremonia, la que le acariciaría y le haría ponerle la piel de gallina, esa como tantas otras cosas le rondaban por la cabeza.
Lo que sí os puedo decir que fue una boda muy emotiva donde no faltó nada, todo muy íntimo y personal, por eso eligieron un lugar cosmopolita y vanguardista en el Eixample, un restaurante en el corazón de la ciudad de Barcelona.
Gracias por darnos la oportunidad de poder hacer que nos emocionemos con vosotros y poder compartir las fotografías que hicimos con todos vuestros invitados.